sábado, 22 de diciembre de 2007

¿Cuál ha sido la importancia que ha tenido esta corriente teórica para la práctica arqueológica en Latinoamérica?

Podemos plantear que la importancia que ha tenido la ASL en nuestro continente es aceptada por el conjunto de la comunidad arqueológica. Incluso aquellos que discuten en torno a la real magnitud de su influencia: por ejemplo, Henry Tantaleán (Tantaleán, 2004), Augusto Oyuela-Caycedo, Armando Anaya, Carlos G.Elera, Lidio M.Valdéz (Oyuela-Caycedo, et al., 1997) y otros, reconocen el peso que ha tenido la ASL en cuanto al desarrollo del pensamiento y la práctica arqueológica en una serie de países latinoamericanos. Aquellos autores, y así lo plantean en sus distintos artículos [Ver sus artículos en “Referencias”], antes que negar la existencia o la importancia que ha tenido la ASL, lo que hacen es discutir la real influencia que dicha corriente ha tenido en la evolución de la Arqueología latinoamericana, principalmente en los países en que esta ha tenido un mayor peso. Para otros arqueólogos, en cambio, la ASL ha tenido un profundo y duradero impacto en el desarrollo de la Arqueología en este continente. Es el caso, entre otros, del connotado arqueólogo norteamericano T.C.Patterson. De hecho, para este, la ASL ha constituido una de las principales escuelas arqueológicas que se hayan desarrollado en nuestros países, influyendo en el desarrollo del conjunto de la Arqueología en América latina (Oyuela-Caycedo, et al., 1997).

En términos generales, podemos visualizar la importancia que ha tenido la ASL en la Arqueología latinoamericana a partir del análisis de una serie de dimensiones, cada una con sus características específicas. Por un lado, la difusión y el impacto que ha tenido su discurso científico, entendiendo por “discurso científico” a la serie de planteamientos que tienen que ver con el ¿Para qué? y el ¿Porqué? de la producción de conocimiento. Por otro lado, la importancia de la ASL en América latina puede también ser analizada a partir de una mirada al desarrollo de su teoría y a su propia práctica arqueológica. Finalmente, dicha importancia puede ser medida en relación del desarrollo académico-institucional que ha alcanzado esta corriente, sobre todo en aquellos países en que la ASL ha tenido una mayor presencia.

Ahora bien, con respecto al primer punto; es decir, al nivel de la difusión e impacto que ha tenido su “discurso científico”, se puede afirmar que este ha tenido una importante repercusión al nivel de una mayor problematización alrededor del sentido de la práctica de la Arqueología en Latinoamérica. En otras palabras, la propuesta de una Arqueología “comprometida” con los procesos sociales de cambio, y que se plantea en un sentido crítico en relación de otras corrientes arqueológicas, supuestamente promotoras de intereses sociales y políticos ligadas al colonialismo económico y a la explotación de los pueblos latinoamericanos, ha logrado influenciar fuertemente la “ubicación intelectual” de una gran cantidad de arqueólogos en las últimas décadas (Benavides, 2001). De hecho, la ASL ha sido la primera corriente arqueológica en Latinoamérica que se ha planteado, entre otras cosas, una profunda discusión en torno al problema de los intereses sociales y políticos que se encuentran (muchas veces solapados) atrás del quehacer cotidiano de las disciplinas arqueológicas (Lorenzo [Coord], 1979). En este sentido, su crítica a las distintas formas de “Arqueología tradicional”; incluyendo aquí a la Arqueología histórico-cultural y a la Nueva Arqueología, así como también su rechazo del neopositivismo y del cientificismo, ha alcanzado una gran repercusión en la evaluación de los cánones académicos con que frecuentemente se ha legitimado la producción de conocimiento en Arqueología. Y es que las distintas corrientes arqueológicas que se han desarrollo en América Latina, ya sean las que han tenido algún grado de acercamiento con la ASL, como también aquellas que la han rechazado de plano, han tenido que dar cuenta de dichas discusiones. En otras palabras, pensamos que el impacto que ha tenido el discurso científico de la ASL ha sido una de sus influencias más importantes, y extendidas, en el campo del desarrollo de la Arqueología latinoamericana. Por otro lado, sin embargo, reconocemos que dicho impacto no ha sido homogéneo, ni temporal ni espacialmente. Efectivamente, aquel se habría desarrollado, sobretodo, durante los años 70’s y durante los primeros de la década siguiente, de manera paralela al fortalecimiento de una serie de importantes procesos revolucionarios, disminuyendo notablemente a partir de la segunda mitad década de los 80’s y sobre todo a partir de los años 90’s, de la mano de la instauración de los planes neoliberales en la región (Oyuela-Caycedo, et al., 1997). Igualmente, dicho impacto se habría dado mayormente en los países en que habrían llegado al poder una serie de gobiernos de izquierda, simpatizantes de las ideologías marxistas: principalmente en Perú, México, Venezuela y Cuba, siendo mucho menor su importancia en otros países de signo político “más tradicional” (Oyuela-Caycedo, et al., 1997).

Con relación a la importancia que ha tenido el desarrollo teórico-metodológico de la ASL en América Latina, así como también con respecto a la repercusión que ha tenido su propia práctica arqueológica, se puede afirmar que su importancia ha sido también relevante, aunque igualmente irregular y tan solo en algunos países (Oyuela-Caycedo, et al., 1997). Por una parte, es claro que el intento de esta corriente por desarrollar una propuesta teórica a partir de las perspectivas del Materialismo histórico, ha tenido una amplia difusión continental. Y que las obras de los principales exponentes de la ASL son conocidas, y leídas, en la mayoría de las Universidades en Latinoamérica (Oyuela-Caycedo, et al., 1997). En este sentido, los trabajos de Lumbreras, Bate, Sanoja, Vargas y Montané, entre otros, han sido ampliamente conocidos y estudiados (en mayor o menor grado) por el conjunto de la comunidad arqueológica latinoamericana, independientemente de si sus planteamientos hallan sido o no tomados en cuenta (Benavides, 2001). Así mismo, en el campo del desarrollo de la práctica arqueológica misma, podemos afirmar que las principales propuestas metodológicas de esta corriente, sobre todo las de Lumbreras y Bate (Rolland, 2005) han tenido una difusión similar. Nuevamente, independientemente de si aquellas hayan sido tomadas, o no, por las distintas asociaciones de arqueólogos en el continente. Ahora bien, al igual que en el caso del impacto que ha tenido el discurso científico de la ASL, aunque en este caso ya en un menor grado, la influencia que ha ejercido el desarrollo teórico y metodológico de la ASL en la práctica arqueológica en Latinoamérica ha sido desigual. Aparte de los países que hemos mencionado: Perú, México, Venezuela y Cuba, la adopción de teorías y de una cierta metodología de investigación arqueológica provenientes de la ASL, ha sido limitada o más bien nula (Oyuela-Caycedo, et al., 1997). Es más, incluso en los países en que la ASL ha tenido una mayor presencia: por ejemplo, Perú y México, el impacto teórico y metodológico de la ASL ha tenido importantes limitantes (Oyuela-Caycedo, et al., 1997).
En el caso de Perú, por ejemplo, la práctica arqueológica de la ASL se ha visto en gran medida debilitada, sobre todo a partir de los años 90’s. Aquello se ha visto reflejado, entre otras cosas, en la evolución de la producción de conocimiento arqueológico en dicho país, con una creciente tendencia a la preeminencia de una investigación e interpretación arqueológica de corte histórico-cultural y procesual (Tantaleán, 2004), en desmedro de la producción arqueológica marxista. Dicha tendencia ha influenciado de tal manera el desarrollo de la ASP (Arqueología social peruana), que la propia Gaceta Arqueológica andina (GAA), uno de los órganos de difusión más importantes de la ASL, ha visto una merma importante de las publicaciones inspiradas en un marco teórico y metodológico materialista histórico, y la inclusión cada vez mayor de una serie de artículos escritos por arqueólogos histórico-culturales y de otras tendencias teóricas (Tantaleán, 2004). Dentro de lo mismo, y en parte debido a la propia evolución política nacional (la cual experimentó un importante giro a derecha a partir de la segunda mitad de la década de los 80, con la irrupción de una serie de gobiernos de corte neoliberal y en el marco de la aparición de una serie de grupos terroristas de izquierda), el propio grupo de arqueólogos peruanos seguidores de Lumbreras se vio fuertemente disminuido, emigrando la mayoría de aquellos a otras escuelas de pensamiento arqueológicos, y poniendo en entredicho la existencia misma de la ASL en Perú, uno de sus países fundadores (Tantaleán, 2004).

Por otro lado, con relación al impacto del desarrollo de su práctica arqueológica; es decir, el impulso de programas y proyectos de investigación y la publicación de sus resultados, la situación de la ASL en Latinoamérica ha tenido aún mayores limitantes (Oyuela-Caycedo, et al., 1997). En la mayoría de los países de América Latina su producción ha sido más bien escasa, incluso en algunos países como Perú, donde (como hemos dicho) ha seguido predominando una fuerte perspectiva histórico-cultural (Tantaleán, 2004), y en donde el principal órgano de difusión de la ASL, la Gaceta Arqueológica Andina, se ha visto fuertemente influenciada (como ya dijimos) por perspectiva ajenas a la de dicha corriente (Oyuela-Caycedo, et al., 1997). Igualmente, en el caso de México, aunque con una producción arqueológica mayor, aquella se ha encontrado lejos de alcanzar una situación prominente al nivel del conjunto de la labor arqueológica nacional, manteniéndose en una situación más o menos secundaria (Oyuela-Caycedo, et al., 1997).

En conclusión, podemos afirmar que la repercusión que ha tenido el desarrollo teórico-metodológico de la ASL, así como el despliegue de su práctica arqueológica, al igual que en el caso del impacto de su discurso científico, ha sido más importante durante la década de los 70’s y durante los primeros años de la década siguiente, disminuyendo en los años posteriores. El estallido, la evolución y la derrota de una serie de procesos sociales de cambio, impulsados por los sectores populares en Latinoamérica, así como la contra-ofensiva neoliberal posterior y la irrupción de nuevos sistemas teóricos (el post-modernismo, entre otros), han tenido (como hemos dicho) una profunda implicancia en esto último.

Finalmente, con relación al impacto del desarrollo académico-institucional que ha tenido la ASL desde su nacimiento hasta hoy, creemos que aquel también se ha visto influenciado por el desarrollo político particular de la realidad social latinoamericana (Oyuela-Caycedo, et al., 1997). Por un lado, notamos un importante desarrollo institucional de esta corriente en algunos países durante la década de los 70’s y los primeros años de la década siguiente. El rol de Lumbreras en Perú y el de Bate en México durante los años 70´s y 80´s, el primero a cargo de una serie de espacios de relevancia dentro de la institucionalidad académica peruana, así como su labor directiva en la Gaceta Arqueológica Andina, darían cuenta de dicho desarrollo. Así también, notamos una importante disminución de aquella influencia institucional, sobre todo a partir de la segunda mitad de los 80’s y especialmente a partir de los 90´s (Oyuela-Caycedo, et al., 1997). Y es que en este nivel (el ámbito institucional-académico), más claramente que en otros, podemos concluir que la ASL no ha dejado de ser una corriente marginal, sin duda por el ideario político que la ha caracterizado. Este último, sin duda, ha representado (y representa) una importante amenaza para la reproducción de las castas académicas tradicionales, así como también un peligro para el positivismo y cientificismo que ha caracterizado históricamente a la mayoría de los espacios académicos en nuestro continente.


Referencias Bibliográficas.

Bate, L. 1998. El proceso de Investigación en arqueología, Editorial Critica (Grijalbo Mondadori S.A.), Barcelona.

Bate, L. 2007b. “Un Fantasma recorre la Arqueología (no solo en Europa)”. En: Boletín Electrónico Arqueología y Marxismo. Ediciones Las Armas de la Crítica, pp: 4-28.

Bate, L. 2007c. “Teorías y métodos en Arqueología ¿Criticar o proponer?”. En: Boletín Electrónico Arqueología y Marxismo. Ediciones Las Armas de la Crítica, pp: 105-115.

Bate, L. 2007d. “Notas sobre el materialismo histórico en el proceso de investigación arqueológica”. En: Boletín Electrónico Arqueología y Marxismo. Ediciones Las Armas de la Crítica, pp: 116-143.

Benavides, H. 2001. “Returning to the source: Social Archaeology as Latin american philosophy”. En: Latin American Antiquity, Vol.12, N.4.

Johnson, M. 2000. Teoría Arqueológica. Editorial Ariel, S.A, Barcelona, cap.1.

Lorenzo, J.L. (Coord.). 1979. “Hacia una Arqueología social. (Reunión en Teotihuacan, Octubre de 1975)”. En: Revista Nueva Antropología, Vol.III (12): 65-92.

Oyuela-Caycedo, Augusto; Anaya, Armando; Elera, Carlos; Valdez, Lidio. 1997. “Social Archaeology in Latin america? Comments to T.C.Patterson”. En: American Antiquity, Vol.62, N.2.

Rolland, J. 2005. “Yo [tampoco] soy marxista. Reflexiones teóricas en torno a la relación entre marxismo y arqueología”. En: Complutum, Vol.16: 7-32.

Tantaleán, H. 2004. “La Arqueología social peruana: ¿Mito o realidad?”. Artículo aparecido como: L’Arqueología Social Peruana: ¿Mite o Realitat?. Cota Zero (19): 90-100. Vic. España.

2 comentarios:

Henry Tantaleán dijo...

Felciitaciones por la excelente sintesis de la ASL.

Tole dijo...

Gente, buenísimo el blog. Realmente útil el listado bibliográfico que acompaña la excelente síntesis que han realizado. Violeta desde Buenos aires